Buenos días, buenas tarde, buenas noches. Pues nada, ya estoy aquí, ya he entrado.

Me llena de orgullo y satisfacción el pronto nacimiento de este lugar que, de forma virtual y decorosa, permite la profundización y el conocimiento mutuos de las distintas entidades ocupadas de la habitabilidad, con esfuerzo y constancia desinteresadas y altruistas, del gran crisol de culturas que es el lugar común de procedencia, residencia, o ascendencia del que, queramos o no, es nuestro pretérito más inmediato.

La profundización en el intercambio de los lazos que nos unen en este refugio casi épico, legendario, místico y de belleza natural inconmensurable, hace que los mismos esfuerzos invertidos en esta loable y solidaria tarea reviertan, con la suficiente posterioridad, sobre los mismos actores principales de estas acciones, y se vean recompensadas no sólo con el convencimiento de estar actuando en pos de un mejor modelo del mundo, sino además, y de forma explícita, con un reconocimiento general de la sociedad y de las gentes de esta gran población.

Y no hace este esfuerzo y el reconocimiento que los acompaña sino ubicar, en el mismo lugar y en el tiempo, a lo largo de toda la Historia, junto a hazañas de los audaces héroes que nos han precedido a lo largo del tiempo, la laboriosa tarea que aquí se desempeña.

Con un afectuoso saludo

El Guey (el marido de la Gueina)