jueves, 16 de noviembre de 2023

Buen viaje

La primera vez que te vi, medio a oscuras, eras un cuerpecito pequeño y flaco, pelo negro y largo, flequillo azabache sobre ojos marrones y gesto asustadizo, pues era todo nuevo para ti.

Dejaste de ser un cachorro casi sin darme cuenta, e hicimos migas. Tu mirada se transformó en curiosa y divertida. Defensor acérrimo de su casa, jardín y huerta, guardián de su gran familia, sin embargo vernos era sinónimo de saltos incansables hasta que te abrazaba y levantaba. Cómo una bola de pelo podía dar tantísimo cariño...

Fuiste creciendo, y con el tiempo te convertiste en un explorador. Hacías ejercitarse en el arte de la carrera silvestre a conejos imprudentes, algún que otro corzo y a los pájaros que osaban andar demasiado cerca. A veces, bosque a través, te perdías en búsquedas sigilosas entre encinos y pinos, y sospecho que alguna vez llenaste el buche a costa de algún ratón despistado.

Fiel a tus amos, desde la estoica soledad del vigilante, sobreviviste a días de fuego y tormentas, a la nieve y la lluvia, a cubierto en tu caseta, oído y olfato finos y atentos a la puerta. Guardaste y acompañaste a los tuyos, a veces un poco bruto, pero con esa expresión traviesa, inconfundible y graciosa.

Sabías poner carita de pena cuando te convenía. Ya sabes; cuando íbamos muy lejos y llevaba comida para ambos; cómo olvidar aquella vez en la nieve, cuando te acabaste tu almuerzo de un bocado y, como yo seguía con el mío, me empezaste a echar nieve con el hocico para ver si caía algún pedazo más (e inevitablemente, entre risas, cayó, claro).

Compañero atento, recorriste cada sendero, cada ladera, cada bosque, un poco más adelante o más atrás, pero siempre a mi costado, sin descanso, sin queja. Camarada fiel, hocico al suelo, heredaste en poco tiempo el cargo vacante de ser mi sombra de cuatro patas. Y lo hiciste bien, amigo.

Hoy has marchado de paseo por última vez. Más quieto, más silencioso que de costumbre. Queda, otra vez, vacío el puesto de ser mis vista y oído, mi guía y guardián en el bosque, mientras resuena el eco de tu mirada en mi recuerdo.

Como no pude darte un último abrazo, hoy soñaré con tus ojos marrones, con tu compañía silenciosa, tu calor y cariño incondicionales.

Buen viaje, Beltza.

(2008-15/11/2023)